miércoles, 22 de diciembre de 2010

Kings and queen

Rey uno. ¿Por qué va a ser de mala educación leer en la mesa cuando nadie habla? Él se apaña con sus discos. A su hijo, el músico, lo ve algo loco, y a una de sus hijas, la pintora, un poco nerviosa. Quiere adoptar - siempre y cuando sus hijos estén de acuerdo- a Simón, porque ha sido como un hermano para ellos, y quiere darle las gracias y compartir también con él su dinero, y su testamento de paz. Les cita a Apollinaire, su poeta favorito, y ellos sonríen:
Al final, te has cansado de este viejo mundo
Ah, Torre Eifiel, pastora esta mañana bala tu rebaño de puentes.
Hastiada de vivir en la antigüedad grecorromana
Aquí incluso los coches parecen viejos
Rey dos. Él enseña griego, tiene un escritorio sagrado y siempre hace notas. Se comporta como el mejor detective para ocultar el crimen de su hija, la misma que le ha regalado un grabado con Zeus cortejando a Leda cuando sabemos – todos los sabemos - que ninguna puta paloma se posó en el culo de nadie. Le hubiese gustado no haberla querido tanto para que el orgullo que alentó no se convirtiera en estúpida coquetería, ni la arrogancia en amarga vanidad. Se muere y la odia. Detesta su insolencia y mordacidad. Hubiese preferido que ella se muera primero.
Rey tres. Él toca en un cuarteto, la viola. Dice que el amor es no pedir nada. Goza al ignorar la importancia del dinero. Es el que está algo loco. Ante la amenaza se enamora. Colecciona eufemismos pueriles. Cuenta con abogado y psicoanalista. Negocia cotidianamente a un nivel jodido con la cuestión del Ser. Primero cita a Yeats:
Ahora que ha desaparecido mi escalera
debo acostarme donde todas las escaleras empiezan,
en la sucia trapería del corazón.
Y luego, bajo el negro Sol de la melancolía, se cita a él: "El pasado no desaparece, nos pertenece. Somos dueños de los recuerdos que tenemos… Conversa con tu imaginación… Un tesoro secreto es bueno, pero no debe ser una carga… La soledad no tiene solución… Si te equivocas es una buena noticia, significa que todavía hay placeres por vivir".
Rey cuatro. Él, el pequeñín, no se asusta cuando su mamá grita.
Los cuatro leen siempre. Los cuatros son raros, pero deliciosamente raros.
Ellas (o ella) sólo se enamoran cuando están totalmente perdidas. Tienen hijos, exteriorizan sus sentimientos, esperan noticias del mundo real y concluyen así su vida:
El agua está para calmar la sed.
La tierra para que la crucen los océanos
el transporte para atravesarla.
La paz para que se cuenten las batallas.
El amor para que lo moldee la memoria.
Ya no tengo sed,
tengo los pies en el suelo.
Por fin he encontrado la paz.
Debo decir algo solemne, mi amor. Recoge tu impedimenta.

Kings and Queen (2004)
De Arnaud Desplechin
Con Mathieu Amalric, Catherine Deneuve y Emmanuelle Devos
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