miércoles, 10 de agosto de 2011

Malcolm X

a.
"Hermanos y hermanas, estoy aquí para decirles que acuso al hombre blanco, acuso al hombre blanco de ser el mayor asesino sobre la tierra, acuso al hombre blanco de ser el mayor secuestrador sobre la tierra. No existe un lugar en este mundo al que el hombre blanco pueda ir y decir que creó paz y armonia. A donde quiera que haya ido, ha hecho estragos. A donde quiera que haya ido, ha provocado la destrucción. De modo que yo le acuso, le acuso de ser el mayor secuestrador sobre la tierra, le acuso de ser el mayor asesino sobre la tierra, le acuso de ser el mayor ladrón y el mayor negrero sobre la tierra. Acuso al hombre blanco de ser el mayor comedor de cerdo sobre la tierra, el mayor borracho sobre la tierra. Él no puede negar los cargos, Uds. no pueden negar los cargos, somos la prueba viviente de esos cargos. Vosotros y yo somos la prueba. No son americanos, son las víctimas del América. Cuando los trajo aquí no dijo 'hombre negro, mujer negra, vengan conmigo y ayuden a construir América'. Dijo 'negro, baja a la bodega de ese barco y voy a llevarte hasta allí y te explotaré para construir América'. El haber nacido aquí no nos convierte en americanos, yo no soy americano, tú no eres americano. Eres uno de los 22 millones de personas negras víctimas de América. Ustedes y yo no hemos visto jamás la democracia, no hemos visto democracia en los campos de algodon de Georgia, no hemos visto democracia en las calles de Harlem, en las calles de Brooklyn, en las calles de Detroit y de Chicago. No hay democracia por ahí, no, jamás hemos visto democracia. Lo único que hemos visto  es hipocracia. No vemos el sueño americano, sólo hemos experimentado la pesadilla americana" (Malcolm X)
b. Ella es orgullosa, culta y fuerte. Tan bonita como un día de mayo. De dolor y sabiduría tan antiguo.
c.
"Aquí, en esta hora final, en este lugar tranquilo, Harlem ha venido a despedirse de una de sus más brillantes esperanzas, que ahora ha sido extinguida, que nos ha sido arrebatada para siempre. En toda su historia, esta asediada, desgraciada, pero sin embargo, orgullosa comunidad, jamás había tenido a un joven campeón más valiente que este afroamericano que yace ante nosotros y sigue invicto. Y repetiré la palabra como él querría que lo hiciese: afroamericano. Malcolm era afroamericano. Malcolm había dejado de ser negro años atrás. Se había convertido en una palabra demasiado pequeña, demasiado débil e insignificante para él. Malcolm era más grande que eso. Malcolm se había convertido en un afroamericano y deseaba desesperadamente que nosotros, que todo su pueblo, nos convirtiésemos también en afroamericanos.
Aún existen quienes siguen considerando que es su deber, como amigos del 'pueblo negro', decirnos que le repudiemos, que huyamos aún de la presencia de su recuerdo, para salvarnos a nosotros mismos borrándole de la historia de nuestros tiempos turbulentos. Y nosotros sonreiremos. Ellos dirán que estaba lleno de odio, un fanático, un racista que solo podía traer el mal a la causa por la que lucháis. Y nosotros contestaremos y les diremos: ¿Alguna vez hablaste con el hermano Malcolm? ¿Alguna vez le tocaste o conseguiste que te sonriera? ¿Le escuchaste alguna vez de verdad? ¿Estuvo personalmente asociado alguna vez con la violencia o con cualquier disturbio público?, porque si lo hubieras hecho le conocerías, y de haberlo conocido, sabrías porqué debemos honrarle. Malcolm fue nuestro orgullo, nuestro orgullo negro viviente, éste es el significado que ha tenido para su pueblo. Y al honrarle a él, honramos lo mejor de nosotros mismos. No importa cuánto hayamos diferido de él, o entre nosotros, sobre su valor como hombre. Dejemos que su partida sirva tan solo para acercarnos los unos a los otros. Entregando sus restos mortales a la Tierra, la madre común de todos. Seguros en el conocimiento de que lo que entregamos a la Tierra ya no es un hombre, sino una semilla que tras el invierno de nuestro descontento resurgirá para encontrarnos. Y entonces le reconoceremos por lo que fue y es: Un príncipe. Nuestro propio y resplandeciente príncipe negro, que no titubeó en morir porque hasta tal punto nos amó." (Ossie Davis)
No la conozco de nada, mi amor.

Malcolm X (1992)
De Spike Lee

Videos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario