Vamos a ver si regreso aunque ésta ya es una forma de regresar. Este blog obedeció a cierta tranquilidad, a cierta inercia que hace posible sentirme hoy - para resumirlo en una palabra - orgulloso. De manera instantánea me siento bien al escribirlo: orgulloso.
¿Por qué dejé de postear? Lo explico con dos citas que también explican este supuesto regreso. Y lo de explicar es un decir. La primera dice:
“A los lados del tren, la ciudad se desgarraba en suburbios; esta visión y luego la de jardines y quintas demoraron el principio de la lectura. La verdad es que Dahlmann leyó poco; la montaña de piedra imán y el genio que ha jurado matar a su bienhechor eran, quién lo niega, maravillosos, pero no mucho más que la mañana y que el hecho de ser. La felicidad lo distraía de Shahrazad y de sus milagros superfluos; Dahlmann cerraba el libro y se dejaba simplemente vivir.”
Es Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo, en su cuento El Sur, con el que quiero decir que aunque sean maravillosas muchas de las películas que veo y de las que escribo aquí, la vida, ese paisaje del que te provoca ser parte, es mucho mejor.
La otra cita es de Rubén Blades, dice en Rosa de los Vientos: "la azota el vendaval pero crece por dentro". En el plano de las cosas que a nuestro pesar son como son siempre queda positivamente la sensación de haber aprendido, de haber crecido por dentro.
También hay una razón práctica para este regreso, siempre las hay: mi disco duro se está lleno, está full dice él; debo eliminar películas y no quiero hacerlo sin hacer un registro aunque sea mínimo de lo visto en este tiempo que no posteé nada.
Vuelvo pues deseoso de que la vida me arranché, otra vez y sin razones, de este blog.
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