Porque cumplía sententa años de estrenada, y por lo que
Rodrigo Fresán dijo al respecto, me provocó verla otra vez. De ella sale un tratado sobre el cine. Ahora reparé más en
su definitivamente simpleza, su conmovedora y emocionante simpleza: Casablanca.
Me dio risa lo que se especulaba sobre Humphrey Bogart - quien en esta película
llora a moco tendido- y el teniente Claude Rains: que comenzaron una linda amistad (ñiiiiiiiiiiiiiiií)
Terminé ligándola, de manera forzada quizá, y salvando las diferencias, a En la cama y Habitación en Roma.
Finalmente, un amor imposible, un amor fugaz, respecto al cual uno cede, que se vaya. Un choque y fuga.
Cito a Antonio Cisneros quien en otro contexto dice : “Ésta es mi tierra y aquí he de florecer mientras / olvido esa carne blanquísima y perfecta.”
En Facebook he visto que ahora, para este diálogo, le atribuyen las respuestas a una mujer:
“-¿Dónde estabas esta mañana?
- No recuerdo, hace demasiado tiempo de eso.
- ¿Qué harás esta noche?
- Nunca hago planes con tanta antelación.”
No, por favor, así se botaba Rick. Aquí, en esta película, tampoco nunca habrán clichés.
Una de sus frases más emblemáticas la conecto con Love Story, en ella dice Jenny "Ya no importa París"; aquí es "Siempre nos quedará París".
Y, sí, sólo los pechosfríos no se emocionan con esta Marseillaise.
(Hablan los nostálgicos y románticos)
(Hablan los nostálgicos y románticos)
Casablanca (1942)
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