jueves, 14 de mayo de 2015

Four Weddings and a Funeral

a. La volví a ver el poema de W. H Auden: 

Stop all the clocks, cut off the telephone, 
Prevent the dog from barking with a juicy bone, 
Silence the pianos and with muffled drum 
Bring out the coffin, let the mourners come. 

Let aeroplanes circle moaning overhead 
Scribbling on the sky the message He Is Dead, 
Put crepe bows round the white necks of the public doves, 
Let the traffic policemen wear black cotton gloves. 

He was my North, my South, my East and West, 
My working week and my Sunday rest, 
My noon, my midnight, my talk, my song; 
I thought that love would last for ever: I was wrong. 

The stars are not wanted now: put out every one; 
Pack up the moon and dismantle the sun; 
Pour away the ocean and sweep up the wood; 
For nothing now can ever come to any good. 

Paren todos los relojes, descuelguen el teléfono,
Eviten que el perro ladre dándole un hueso jugoso,
Silencien los pianos, y con un apagado timbal,
Saquen el ataúd, dejen pasar a los deudos.

Que los aviones nos sobrevuelen en círculos luctuosos
garabateando en el cielo el mensaje Él ha muerto,
Pongan un crespón alrededor de los cuellos blancos de las palomas,
Que los policías de tráfico usen guantes negros de algodón.

Él era mi Norte, mi Sur, mi Este y mi Oeste,
Mi semana de trabajo y mi descanso dominical,
Mi mediodía, mi medianoche, mi palabra, mi canción;
Creí que el amor sería eterno, pero me equivoqué.

Ya no deseo las estrellas: apáguenlas todas;
Llévense la luna y desmantelen el sol;
Vacíen el océano y talen los bosques,
Porque ya nada puede volver a ser como antes.

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